‘Que un poder público como la Generalidad declare que va a incumplir las leyes tiene consecuencias inevitables. Nos estamos deslizando hacia un nuevo 6 de octubre. ¿Sabe el Gobierno [autonómico] el lío en el que se está metiendo?’
Francesc de Carreras, catedrático de Derecho Constitucional en la UAB, en un artículo publicado este sábado en La Vanguardia:
‘Convergència se está metiendo en un callejón cuyas únicas salidas pueden ser echarse al monte o echarse atrás. Ni una cosa ni otra, por razones distintas, entenderían sus electores.Quizás le puede suceder a CiU algo parecido a lo que le ocurrió al PSC cuando tras la derrota de Maragall en las autonómicas de 1999, jugando, jugando, empezó a coquetear con ERC y prometerle un futuro maravilloso: entre los dos harían una reforma del Estatuto
que cambiaría totalmente la vida política catalana. A partir de ahí, el PSC empezó a perder centenares de miles de votos en todas las elecciones autonómicas siguientes hasta llegar a su actual situación, la peor de su historia. Los socialistas abandonaron sus principios para disfrutar durante siete años de la presidencia de la Generalidad y, como es lógico, fueron abandonados por buena parte de sus electores. Hoy se encuentran desarmados, confusos y desorientados.Algo parecido le puede suceder a CiU. Para recuperar el poder trazó un horizonte independentista que quizás entusiasma a muchos de sus militantes, a la mayoría de sus dirigentes actuales y a los votantes que trasladaron hace diez años sus preferencias a ERC y en las últimas elecciones volvieron a la casa del padre. Pero CiU sabe que buena parte de sus votantes son gente conservadora, catalanistas moderados que no están para aventuras arriesgadas.Es evidente que una parte del Gobierno [autonómico] de Mas, posiblemente el mismo presidente [autonómico] aunque sea en la intimidad, y sin duda Duran Lleida y los suyos, pertenecen a este grupo. Pero están siendo arrastrados por el otro, los partidarios de la épica independentista, grupo, encabezado nada menos que por los Pujol, padre e hijo, y sostenidos por un amplio coro de columnistas y tertulianos. Y también están, como les sucedió a Maragall y a Montilla, comprometidos por sus propias promesas: un concierto económico como los vascos -algo tan imposible como el Estatuto si no se cambia la Constitución- y, en caso de que esto no se lleve a término, como están ya convencidos, por una misteriosa transición nacional que en realidad encubre un referéndum para la independencia, más imposible todavía que lo anterior si pretende convocarlo la Generalidad.Esta semana Artur Mas ha dado un nuevo paso en esta dirección: si no se llega a un acuerdo para el concierto económico, la Generalidad decidirá crear una hacienda propia depositaria de todos los impuestos que se recauden en Cataluña, algo obviamente también irrealizable dentro de nuestro sistema constitucional. Que un poder público como la Generalidad declare que va a incumplir las leyes tiene consecuencias inevitables. Nos estamos deslizando hacia un nuevo 6 de octubre. Todos los callejones tienen salida, aunque sea saltando por los tejados o haciendo marcha atrás. ¿Sabe el Gobierno [autonómico] el lío en el que se está metiendo?’
Vía La Voz de Barcelona