lunes, 1 de diciembre de 2014

Siguen entre nosotros, por Agustín Pery

Los ex consellers Nadal, Flaquer, Buils y la ex presidenta Munar, en 2005, en una campaña promocional.

ES SÍ, ERAN UNA BANDA, «una organización criminal para cometer delitos a costa del erario público de forma estable, coordinada y concertada de antemano», según fidedigno retrato de la Fiscalía anticorrupción. Que nadie lo olvide. Que la sociedad recuerde a los héroes que combatieron al régimen uemita pero mucho más a los villanos que permitieron su reinado.
No hay que olvidar jamás que aquí en Baleares durante décadas hubo una banda golfos a los que se votó, con los que se pactó y los que se rindió pleitesía. Aún están frescos sus crímenes y todavía seguimos pagando los ciudadanos de nuestros bolsillos las funestas consecuencias de
sus mangurrinadas. No, no hay que olvidarlo porque no pocos de sus protagonistas, actores secundarios pero sin duda fundamentales a la hora de erigir ese estado corrupto, siguen campando a sus anchas. Ahí están con sus programitas de radio; sus webs ante cuyos chantajes se siguen plegando como antaño los hoteleros; copan, cómo no, organizaciones empresariales: sestean en juzgados con sus puñetas manchadas de ignominia; canapean con la más cínicas de sus sonrisas recordando que manejan a los fiscales; y, desde luego, andan entintando páginas con la misma bien untada hipocresía con la que ayudaron a edificar un status quo donde lo crematístico sepultó cualquier brote de moralidad. Y claro que algunos de ellos pululan por los pasillos del Parlament cuando no manejan con mano férrea y negra los engranajes de los partidos.
Quizá la corrupción se ha agazapado a la espera de un entorno más apacible para sus intereses. Hiberna en los cuarteles de invierno porque sabe que el hábitat seguirá siendo el adecuado mientras no exista una separación real y efectiva de poderes; mientras los partidos no se regeneren con listas abiertas y primarias; mientras se politicen los concursos públicos sin la trasparencia que debería presidirlos; mientras no se reduzca el número de diputados; mientras salvo los ujieres, todos sean aforados: mientras el estamento funcionarial no se impermeabilice frente a la cascada de enchufados; mientras no se limpien las organizaciones empresariales de arribistas que adulteran las leyes del libre mercado; mientras no se adelgace una administración que tiene en su gigantismo el mejor aliado de la corrupción; mientras no nos demos cuenta que no ha solución penal si antes no hay regeneración política.
agustin.pery@elmundo.es
twitter: @PERYRIERA