martes, 13 de septiembre de 2011

El testamento musical de Nico


Hay personajes cuya leyenda termina devorando al artista y a su obra.  Nico es uno de ellos. Su vida podría inspirar varias películas, dependiendo del tramo de la misma que se quiera contar. La belleza germánica que sobrevive a los horrores de la II Guerra Mundial y triunfa como modelo de alta costura en Europa. La mujer enigmática que sedujo a Alain Delon y tuvo un hijo con él. El témpano rubio que irrumpió en el swinging London y fascinó a Brian Jones y a Dylan para, a continuación, anidar en la Factory de Warhol y cantar brevemente con Velvet Underground. La femme fatale que tuvo idilios imposibles con Jackson Browne y Jim Morrison.
La yonqui que paseó su lúgubre misterio a los largo de los 70 y los 80, dando conciertos para audiencias que no siempre estaban allí por la música, convertida en diosa decadente que murió de un derrame cerebral en Ibiza el verano de 1989, mientras paseaba en bicicleta con su túnica negra bajo un sol abrasador.




La Nico glamourosa y la Nico yonqui siempre han podido más que la Nico artista. De su aportación musical se celebran ante todo las tres canciones que Lou Reed le dejó cantar en The Velvet Underground & Nico, las inmortales I’ll Be Your Mirror, Femme Fatale y All Tomorrow’s Parties. Se recuerda también su primer álbum en solitario, Chelsea Girls, el cual, debido a las canciones que le habían escrito Lou Reed y John Cale, la mantuvo conectada de algún modo al universo de Warhol y los Velvet.



Ella detestaba ese álbum y en medio de ese disgusto, Leonard Cohen sabedor de su gusto por lo exótico, le recomendó que se acompañara de un armonio.  Nico le hizo caso y con este instrumento empezó a componer. “El debú musical de la verdadera Nico fue The Marble Index”, asegura Danny Fields, el cazatalentos que descubrió a los Stooges y logró que el sello Elektra le contratara un disco a Nico. Publicado en 1968, The Marble Index hizo que florecieran sus verdaderas posibilidades musicales, inaugurando una manera de hacer música dentro del contexto del rock sin ningún punto de contacto con éste. Consciente o no de ello (seguramente ni lo era ni le importaba), Nico fue una innovadora.

El mundo no estaba preparado para una música que parecía provenir de una dimensión distinta a todas las conocidas. Al igual que Desertshore, el disco que dos años después asentó su visión musical, su debú posee la mística y la solemnidad del folclore y la música contemporánea centroeuropeos. Es gótico flamígero hecho música. The Marble Index ha cosechado comentarios tales como: “la banda sonora para una tragedia de Bergman”, “más que la música del fin de una década, la música del fin de los tiempos”, “un extraño viaje musical por los más extraños mares de la mente humana”. La frialdad de la voz de Nico y el sonido casi fúnebre de su armonio eran los dos elementos clave de un estilo cuyo estado mental quedó perfectamente captado en el clip del tema Evening Of Light, dirigido por François de Menil y protagonizado por Iggy Pop.




 “The Marble Index no es un disco que escuchas, es un agujero en el que caes”, declaró años después Frazier Mohawk, acreditado como productor del álbum, aunque en realidad, el diseño de sonido, recayó en John Cale, arreglista y hombre orquesta, presente también en Desertshore, otro álbum hecho de música que evocaba estados de ánimo y mundos con los que no era fácil establecer contacto. Eso a Nico nunca le importó. Siguió actuando ante el asombro y la desesperación de aquellos que solo querían ver a la valquiria de Velvet Underground. Entre 1974 y 1981 hizo dos discos más: The End, que no alcanza las cotas de escalofriante originalidad de las obras anteriores, aunque sigue siendo punto y aparte; y Drama In Exile, un fallido acercamiento a la estructuras del rock. En 1985, de nuevo con Cale en los controles, grabó Camera Obscura, con influencias de músicas étnicas y arreglos electrónicos, donde vuelve a explorar territorios sonoros inhóspitos. Ya entonces su música seguían siendo pasto de un culto muy minoritario. Y así como a partir de 1977, el legado de Velvet Underground fue haciéndose visible en docenas de bandas punk y postpunk, a Nico solo la adoraban contados lunáticos como Peter Murphy, Julian Cope, Kendra Smith, Marc Almond y Dead Can Dance, eran de los pocos que dejaban entrever el influjo de la cantante en su música.

De un tiempo a esta parte, la verdadera Nico está cada vez más presente en una serie de artistas de nueva hornada. Y aunque lógicamente, la gran mayoría de sus alumnas son mujeres, también hay hombres que reivindican los hallazgos emocionales conquistados por la chanteuse. Los discos de Antony & The Johnsons (que en directo interpretan Afraid, de Desershore) comparten con ella esa manera neoclásica de construir la música, así como la ambición de hacer de un álbum la representación de un mundo interior independiente del resto del universo. Por su parte, la austeridad de los dos primeros discos de Patrick Wolf, así como algunos de sus momentos más oscuros llevan el sello de Nico, a la que rindió homenaje grabando su Ari’s Song, la canción que escribió para su hijo Ari, con el que mantuvo una tempestuosa relación.


En cuanto a las mujeres, las inflexiones vocales de Zola Jesus y Austra nos retrotraen a la frialdad germana de su voz; y  ese armonio que tanto rechazo cultivó en su día renace en Desire, de Anna Calvi y espolvorea su espectral legado en la música de la austríaca Soap & Skin, una de sus más claras herederas  junto a Bat For Lashes. Ambas participaron en el concierto homenaje Life Along The Borderline, orquestado por John Cale, una celebración de la obra musical de Nico junto a invitados como Lisa Gerrard, Sparklehorse, Cocorosie, Mark Lanegan o Peter Murphy. El siguiente capítulo de esta reivindicación musical tendrá lugar en otoño, cuando Throbbing Gristle publiquen su nuevo disco, una revisión al completo de Desertshore. Uno de los grupos más iconoclasta del planeta reivindicando a la diosa de todos los iconoclastas. Un guiño único que deleitará a los fans, aunque a Nico seguramente le habría dejado indiferente.

Femme fatale, con Velvet Underground. (VIDEO)

Rafa Cervera, blogs El País