miércoles, 19 de diciembre de 2012

¿Tiene solución la sanidad pública en Ibiza?

Los conciertos con la sanidad pública han dejado de aplicarse por desavenencias económicas. 
MOISÉS COPA 


Francisco Vilás | Director general del Grupo Policlínica 

Me gustaría dar mi humilde opinión respecto al cariz que está tomando el ámbito de la sanidad en España y en nuestra isla en particular. La crisis nos ha abocado a una situación de insostenibilidad de la sanidad pública tal como la entendíamos hasta ahora. Masas de batas blancas llevan semanas recorriendo las calles de Madrid con la esperanza de recuperar una sanidad pública que está dejando de serlo. Y en el resto de España nos preguntamos si esto que sucede en la capital se extenderá al resto de provincias.

Para algunos, como por ejemplo Esperanza Aguirre, era un sistema sanitario impecable, inmejorable... pero imposible de mantener a día de hoy. No dudo de la profesionalidad de sus trabajadores, pero desde luego algo está pasando
con la gestión de los hospitales públicos.

He de decir para empezar que lo que más me molesta de todo esto es que, a través de estas protestas, de algún modo se esté distorsionado la imagen de la sanidad privada, cuando la realidad es que con nuestros servicios estamos quitando volumen de trabajo a la sanidad publica, reduciendo sus listas de espera y, como consecuencia, colaborando a la mejora de su calidad. Es además una fuente de riqueza para la sociedad actual donde trabajan muchos profesionales altamente cualificados y con gran estabilidad laboral (en nuestro caso, más de 300 profesionales de toda índole).

No somos el enemigo, como a veces se nos intenta pintar. Sin duda gestionamos mejor. Y además ahorramos en gasto a la sanidad pública. No nos olvidemos de que todos los que acuden a la sanidad privada pagan sus cotizaciones.
Madrid y Baleares son las comunidades en las que mayor porcentaje de población ha contratado un seguro privado, superando el 25% del total. Como consecuencia, somos las comunidades que menos gasto tenemos en sanidad pública por persona y año, concretamente 1.103 euros en Madrid y 1.003 en Baleares, frente a comunidades cuyo gasto por persona y año asciende a 1.500-1.600 euros.
Hay otro dato que me llama la atención y es que entre el 80 y el 90% de los funcionarios beneficiarios de las mutualidades de funcionarios del Estado (Muface, Mujeju e Isfas) optan por recibir la atención sanitaria a través de compañías privadas. Por algo será.

Si en los últimos años la sanidad privada ha crecido, no ha sido más que porque hemos sabido incrementar nuestra capacidad de respuesta a una demanda en aumento. Los usuarios ven cómo los hospitales públicos empeoran en listas de espera y en atención personalizada. Además, no olvidemos un hecho fundamental: controlar el gasto (o el despilfarro, para llamarlo por su nombre), adecuar la plantilla a las necesidades reales, no es mermar la calidad. Esta falacia, muy sindical, no demuestra más que esa sensación de que muchos hospitales públicos se transformaron, como otros muchos organismos públicos, en centros de enchufismo y clientelismo político.

Para asegurar la calidad de un hospital, lo primero que hay que hacer es una buena gestión de los recursos, tanto humanos como técnicos, y sinceramente eso nunca se ha hecho en España. En todas las comunidades se ha hecho política con la sanidad, y no política sanitaria; suena igual, pero les garantizo que no es lo mismo. ¿Cuántos centros de salud, cuántos megahospitales se han construido en España, sin tener verdadero conocimiento de las necesidades y de la demanda real? Y otra cosa muy importante: ¿lo podremos pagar? El presupuesto anual de un hospital es más o menos el 50% de lo invertido en su construcción; es decir, lo caro no es hacerlo, lo caro es mantenerlo. ¿Nadie se lo explicó?, ¿o sencillamente nadie quiso saberlo?

Y este es uno de los grandes problemas de Can Misses: se proyectó un megahospital sin tener en cuenta las necesidades reales para Ibiza, se decidió jubilar un hospital que apenas tenía 25 años. Increíble. Se proyectó un hospital para una población de 250.000 personas, cuando en realidad somos unos 125.000.
Además, ¿alguien nos tuvo en cuenta? La Policlínica del Rosario atiende a aproximadamente el 40% de la población real de Ibiza; por tanto, ¿hacía falta ese monstruo? Yo apoyé su construcción, sinceramente, cuando todavía pensaba que sería algo equilibrado, no esa insensatez.

Alguien debería preguntar a quienes lo diseñaron en qué pensaban, ¿se plantearon si eso se podría pagar? ¿si se podría mantener? ¿O sencillamente se dejaron llevar por un ánimo, tan de nuestros políticos, de cortas miras? ¿O quizá ciertos políticos de la izquierda proyectaron Ibiza Centro, Cetis, Hospital, etc., con otros intereses? No lo sé, pero me llama la atención que hayan sido los mismos, con el mismo ´facilitador´ y con los mismos resultados: tres pelotazos insostenibles, además de sonoros fracasos.

¿Tiene solución la sanidad? En mi modesta opinión, sí. Ha llegado el momento de entender que la sanidad puede ser pública y la asistencia sanitaria del que lo haga mejor y con mayor eficiencia. Con esto, otra falacia que cae: privatizar la sanidad no significa tratar sólo a los que puedan pagar.

En Ibiza, por ejemplo, disfrutamos durante diez años de unos conciertos de sanidad público-privada, que permitieron tratar a miles de personas con magníficos resultados, sin coste para el paciente y mucho más económico para el Ib-Salut. Pero se acabó. Y ahora pasean sin parar pacientes entre Ibiza y Mallorca con el único objetivo de mitigar su otra gran estupidez: han construido un megahospital en Mallorca que ni funciona ni funcionará eficazmente y que se tragará anualmente el dinero que no tenemos y, lo que es peor, ya no tendremos más.

Debo reconocer que en esto los dos partidos mayoritarios se comportan con el mismo lema: ´todo para Mallorca´. Y por si fuera poco, en medio del caos, cuatro consellers de Sanidad en apenas 18 meses; lo vuelvo a escribir, cuatro consellers. Y no sé cuantos directores generales del Ib-Salut. Un caos, y sin visos de mejorar porque siguen con la misma política aldeana, pretendiendo salvar Son Espases como sea, al coste que sea; los demás ya veremos. ¿Y los conciertos? No.