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- El panorama político y mediático ante los ajustes que está practicando el PP balear es, sencillamente, fastuoso. Unos aclaman a Bauzá por atreverse a ser impopular, otros dicen que, sí, pero no; la practica totalidad de los comentaristas, con alguna excepción, critican la barbaridad que suponen unos ajustes indiscriminados y la falta de inteligencia por no combinar austeridad y relanzamiento, los socialistas y adláteres, en lugar de callarse como muertos y guardar perpetuo silencio ante su impostura, anuncian que vamos hacia la catástrofe que ellos han originado y, para colmo, Bauza y su gobierno, en plena orgía de un increíble complejo de inferioridad, describen los ajustes que han decidido como un mal necesario, como una excepcionalidad imprescindible y como una purga inevitable. Hasta un fino comentarista comoMiquel Payeras escribe un durísimo alegato subrayando la estupidez y maldad esencial del gabinete que rige nuestra autonomía. Sólo falta que Bauzá y el Govern en pleno se arrodillen, pidan perdón y proclamen un “lo siento, no volverá a pasar”.
- Entre todos, con el Govern a la cabeza, estamos perpetrando una nueva mentira y un nuevo autoengaño al no ponderar, con un mínimo de inteligencia, el por qué, el para qué y lanaturaleza de las medidas que se están tomando. Que no son coyunturales, sino estructurales, que no son pasajeras por razón de la excepción socio-económica, sino que son ajustes para quedarse. Todo ello revela, además de una falta de criterio y de realismo político, el desastre de la comunicación del Govern, la ausencia de una elemental estrategia y, lo que es peor, una incomprensión de lo que se está sustanciando.
- Los ajustes no son obligados- aunque también- sólo por la nefasta herencia recibida, por una situación económica angustiosa, por la presión de los mercados o por la amenaza de intervención, del Gobierno de la Nación o de la Unión Europea. Todas las medidas que se están tomando deben tomarse al margen de estas circunstancias coyunturales y ciertas, sencillamente, porque deben tomarse, porque estamos viviendo, si se me permite la expresión, un proceso constituyente o refundacional de todo el sistema autonómico, porque estamos revisando en profundidad un Estado de las Autonomías inviable y porque la austeridad que se proclama debe formar parte esencial de nuestro sistema democrático. Este es el discurso que debería haber hecho Bauzá y que no ha pronunciado, en lugar de buscar excusas, pedir perdones y poner caras compungidas. Lo que diferencia a un hombre de estado de un contable es, precisamente, esto. Alguien debería decírselo a Bauzá.
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