COMPRA DE VOTOS
UPyD considera muy elocuente el silencio del Pacte ante la compra de votos y la financiación ilegal de UM para la campaña electoral de 2007
Son los mismos partidos que se emplearon a fondo por sentar en el banquillo a Matas por delito electoral · UPyD insiste en que la situación de Antich, Armengol y Antich cada vez es más insostenible
Palma, 19 de octubre de 2010
UPyD no entiende el clamoroso silencio de los partidos que integran el Pacte -PSOS, PSM, EU, EV- ante el escándalo de la compra de votos entre el colectivo latinoamericano por parte de UM durante la campaña electoral de 2007, amén de la financiación ilegal de la misma gracias a los empleados-fantasma y a los fondos públicos conseguidos a través de Video-U, la productora audiovisual de Maria Antònia Munar y Miquel Nadal a la que regaron con más de cinco millones de euros. Resulta curioso este silencio en quienes se rasgaron las vestiduras y no cejaron ni un momento en el empeño de imputar y sentar en el banquillo a Jaume Matas por el caso Mapau. Si el caso Mapau era considerado por estos partidos como "el mayor delito que se puede cometer en una democracia", lo ocurrido en 2007 -y de lo que, como se publicó, el candidato Antich tuvo noticia antes de las elecciones- no les merece más que pretextos pueriles que sólo delatan su mala conciencia.
UPyD considera que, a la vista del cariz que está tomando la investigación del Caso Maquillaje, la situación de Antich, Armengol y Aina Calvo es sencillamente insostenible. Lo mejor sería que los tres dirigentes socialistas dimitieran de sus cargos o cuando menos presentaran una cuestión de confianza por cuatro motivos:
Primero, por estar en minoría y no contar con la confianza de la mayoría de representantes electos en cada una de las instituciones que presiden, como lo demuestra el previsible rechazo de sus respectivos proyectos de presupuesto para 2011.
Segundo, porque a la ilegitimidad de estar en minoría se le suma el no subordinarse a la decisión de las cámaras de representantes electos a las que se deben, un ataque frontal a las reglas democráticas y a la voluntad de los ciudadanos.
Tercero, por la sospecha cada vez mayor de haberse aprovechado de unos votos comprados que desvirtuaron los resultados electorales de los comicios de 2007.
Y cuarto, por haber perseguido hasta las últimas consecuencias a Jaume Matas por el trasiego de votos por correo de argentinos en la isla de Formentera en las elecciones de 1999, un caso sin lugar a dudas impresentable pero que, al haberse descubierto a tiempo, fracasó estrepitosamente. Todo lo contrario que el plan urdido por el dirigente de UM, Josep Lliteras, para hacerse con los votos necesarios en su afán de seguir ejerciendo el papel de bisagra, en este caso con éxito.
