I. MOURE. PALMA. La administración más próxima al ciudadano ha ido engrosando en la última década el capítulo de personal a un ritmo nada desdeñable. En global, los ayuntamientos mallorquines han doblado el gasto por este concepto. Y en algunos casos particulares se ha llegado a cuadruplicar y a quintuplicar. Principalmente, los consistorios más pequeños, que han aprovechado los años de bonanza económica y los ingresos al alza para ponerse al día en servicios respecto a las administraciones municipales con mayor peso financiero.
En 1999, los ayuntamientos de la isla dedicaron 141,3 millones de euros de su pastel presupuestario a pagar a sus trabajadores. La cifra aumentó en 2008 a 287,4 millones, el doble. O, hablando en porcentajes, el gasto se disparó un 103,4 por ciento.
Los datos los contiene un análisis estadístico realizado por el ministerio de Política Territorial, y ponen de manifiesto la realidad actual de un desahogado nivel de gastos que no se ajusta al parón económico que atenaza a la sociedad. Por decirlo de otra manera, las administraciones municipales mantienen un alto tren de vida en tiempos de crisis.
"Habrá verdaderas dificultades para sostener este nivel de gasto de personal. Nos tenemos que plantear frenarlo o reconvertir a los funcionarios. O, incluso, buscar nuevos recursos haciendo pagar por algunos servicios que por el momento no se cobran. No podemos crecer más", afirma el presidente de la Federación de Entidades Locales de las Islas Balears (Felib), Joan Ferrà, que ejerce también de alcalde de Puigpunyent por el PSIB–PSOE.
Entre los municipios en que ha crecido más el volumen del capítulo uno presupuestario (donde se recogen las partidas para personal), sobresale el caso de Santa Eugènia, con un aumento del 2.699 por ciento. De acuerdo a los datos contenidos en el informe ministerial, si en 1999 se destinaron un total de 14.315 euros para el pago a funcionarios, en 2008 la partida se elevó a 400.741 euros.
A continuación, otras administraciones municipales con incrementos significativos son Sant Joan (con un aumento del 304 por ciento en el capítulo uno del presupuesto durante la última década), Sencelles (303 por ciento),
Se da la circunstancia de que, en este tipo de casos, el ritmo de crecimiento del capítulo uno ha sido superior al del total del volumen presupuestario.
En el listado de las administraciones donde más se ha disparado el gasto, predominan los pueblos más pequeños. "Es lógico", asegura Ferrà. "Estos municipios han aprovechado los años de bonanza económica y de mayores ingresos para crear nuevos servicios y ponerse al nivel de municipios más grandes. Hay que recordar que los ayuntamientos son la administración más próxima y los ciudadanos reclamaban acceder a nuevas infraestructuras", manifiesta.
El presidente de la Felib explica también que, en general, las plantillas municipales han crecido por la asunción de nuevos servicios, entre los que citó los de tipo educativo (como escoletes) o sanitario.
En el extremo inferior de la evolución del capítulo uno presupuestario, sobresale el caso de Vilafranca, con una actualización del gasto de apenas el 8,7 por ciento (de 222.404 euros en 1998 a 241.716 euros en 2008).
Otros municipios con crecimiento más moderado del gasto en funcionarios son Calvià (aumento del 82 por ciento), Valldemossa (95,2 por ciento) y Sant Llorenç (99,1 por ciento).