Artur Mas viajó a Moscú con el alma pura y sedienta del turista, a hacerse una foto ante la catedral de San Basilio. Lo comprendo muy bien. La primera vez que fui a Londres me hice una foto junto a un guardia de Buckingham Palace y en Nueva York, con el puente de Brooklyn a mis espaldas. Nunca estuve en Moscú, pero con toda seguridad me habría retratado como el president, en la Plaza Roja. También otra ante el Kremlin, claro.
El diario ABC da cuenta hoy del muy discreto éxito de su primer viaje de Estado, aunque haya sido en plan virtual. Cuenta en su ‘enfoque’ Jaime González que en el Komsomolskaya Pravda no aparece ni una línea sobre el Foro Empresarial Cataluña-Rusia y el viaje del president, mientras publicaban una foto de cinco militares rindiendo honores a una gallina.
Lamenta no poder informar sobre las gracias de la gallina por desconocer el cirílico. Tampoco en el resto de los periódicos de Moscú aparece “ninguna referencia al acto, lo que demuestra la irreversible decadencia de la prensa rusa”.
Mas había cursado (a través de la Embajada española) peticiones de entrevistas con el viceprimer ministro Arkady Dvorkovich y con los ministros de Energía, Desarrollo Regional y Cultura. Los cuatro declinaron esta oportunidad, al igual que el viceministro de Desarrollo Económico. No es improbable que ERC presente una interpelación al Gobierno para que explique por qué no consiguió esas entrevistas para el honorable y saque la inevitable conclusión: ¿ven cómo necesitamos un Estado y unas embajadas propias? Lástima que la gestión hecha con los recursos propios, la concertación de una entrevista a Mas (a más) en el diario oficial, ‘Rossiiskaya Gazeta’ tampoco fue coronada por el éxito.
Además de la delegación empresarial que capitaneaba el president, le acompañaba un séquito de al menos 23 personas de la Generalitat, que incluía a su propia esposa, el secretario de Asuntos Exteriores y el fotógrafo de la Generalitat. Había una cuantiosa representación de los Patronatos Turísticos de las Diputaciones: 8 de Salou y Aeropuerto, 6 de Costa Brava y Tarragona, 4 de la Diputación de Barcelona, encabezada por el presidente y su esposa, así como alcaldes y cargos de una docena de Ayuntamientos.
“¿Y todo esto quién lo paga?” preguntó Pla al ver las luces de Nueva York. Respuesta: los mismos que los 271.000 euros del video declarado ilegal por la Junta Electoral Central. ¿Y para qué ha servido el viaje? Para que Mas defienda en Mos el video propagandístico.
¿Y cómo iba a salir en la prensa de Moscú si la portada de La Vanguardia sólo le dedica una llamada en su portada, y El Periódico, ni eso?