miércoles, 26 de septiembre de 2012

Baleares utiliza libros de texto de Educación para la Ciudadanía sin actualizar



EDUCACIÓN | Fuera de la normativa

 El Gobierno modificó los contenidos de la asignatura

  • Las editoriales no los rectificaron por falta de tiempo
  • El Instituto de Política Familiar exigirá que se retiren
Los profesores de Educación para la Ciudadanía (EpC) en Baleares siguen impartiendo la asignatura con los mismos libros que usaban en años anteriores, a pesar de que el Gobierno obligó en agosto a modificarlos. El Ministerio de Educación eliminó del temario cualquier referencia a los afectos o a la homosexualidad en la asignatura e incorporó otros como el de la familia y los derechos civiles para evitar «el adoctrinamiento político».
Desde Madrid se dio la orden de que en este curso 2012-2013 se impartiera la nueva EpC en las aulas y que los libros reflejaran estas variaciones. Sin embargo, el margen de maniobra «era muy escaso» y no dio tiempo a las editoriales a cambiar estos contenidos, indicaron fuentes de la Conselleria de Educación, que recordaron que esta modificación por parte del Gobierno central se comunicó en el mes de agosto cuando la mayoría de los colegios ya había encargado los libros de texto.
Así las cosas, los niños llevarán a clase durante este curso unos libros fuera de normativa, con un
temario descatalogado por el Ministerio de Educación. El presidente de directores de Primaria, Jordi Escudero, aseguró que, a pesar de que los libros «son los mismos que los de anteriores años», los centros se ciñen al currículum oficial y defendió que «el libro no es una doctrina sino una herramienta de apoyo para trabajar la asignatura».
Un argumento que no ha convencido al Instituto de Política Familiar de Baleares (IPFB), que ha exigido a la Conselleria de Educación que retire este material por no cumplir con la normativa vigente y «seguir adoctrinando a los alumnos». Para la institución, ya es un indicio de «engaño» que las listas de libros de los centros educativos se colgasen en junio y no se actualizasen con posterioridad. «Los centros han mentido a los padres haciéndoles comprar unos libros que no cumplen con la ley vigente a sabiendas de que no incorporaban las modificaciones del Real Decreto 1190/2012, criticó el presidente de IPFB, Agustín Buades.
Lo más grave para IPFB es que esta situación va en contra de un «derecho constitucional» que reconoce que los padres pueden educar a sus hijos según las propias convicciones ideológicas, filosóficas y religiosas.
Cabe recordar que los temarios de esta materia –introducida como obligatoria por la Ley Orgánica de Educación (2006)– originaron un importante movimiento de oposición en su día. Asuntos relativos a la familia, el amor y la sexualidad fueron algunos de los puntos que más polémica generaron.
La reciente modificación del pasado mes de agosto consiste precisamente en cambiar esos ítems. Elimina las referencias a los afectos, las relaciones entre hombres y mujeres o la valoración crítica de la división sexual del trabajo, los prejuicios sociales racistas, xenófobos, antisemitas, sexistas y homófobos. Estos conceptos se sustituyen por otros relacionados con la familia (en el marco de la Constitución Española), los valores fundamentales de la Carta Magna y sus símbolos, los derechos civiles, políticos, económicos y sociales.
Los objetivos de la asignatura también se han modificado. Si en 2006 eran ocho ahora son 10. El cambio más destacado se produce en el punto número uno que pasa de referirse a desarrollar «la autoestima, la afectividad y la autonomía personal en sus relaciones con las demás personas, así como una actitud contraria a la violencia, los estereotipos y prejuicios» a desarrollar «el autoconocimiento, el afán de superación y la autonomía personal».
Además, el Gobierno actual tiene previsto sustituir la asignatura de Educación para la Ciudadanía por Educación Cívica y Constitucional en la nueva ley educativa. Se prevé que esté lista el curso 2013/2014, tal y como anunció el Gobierno de Mariano Rajoy, con el objetivo de acabar con «el adoctrinamiento ideológico».
El Mundo