Totalmente en desacuerdo con el artículo de hoy sábado de mi querida Llucia Ramissobre la manifestación de mañana: "manifestació que podria haver-se evitat si la llengua no se sentís atacada i enmudida"????? La llengua no siente nada, pero algunas personas nunca-nunca dejarán de sentirse atacadas, por un problema de hipersensibilidad patológica. El único ataque objetivo aquí es a la libertad (en concreto, de elección de lengua en la enseñanza). Los únicos enmudecidos son los que no comparten el sueño de unas islas monolingües en catalán (la utopía final que acarician quienes justifican el todo vale en nombre del amor a la nostra llengua).
La manifestación de mañana no es en defensa del catalán, porque ni al catalán ni a los catalanoparlantes les agreden las medidas que quiere aplicar el PP en la enseñanza y en la administración. La manifestación de mañana es un ataque, para algunos consciente, para otros invisibilizado por un noble sentimiento de amor a su lengua, al castellano y a los castellanoparlantes, miembros de pleno derecho de nuestra ciudadanía a quienes una parte de nuestra sociedad, inexplicablemente, se siente con derecho a embridar y llevar
por donde les parece.
por donde les parece.
Nuestra sociedad ha dado las riendas del gobierno a una formación política que prometió a los votantes libertad en la elección de lengua en la enseñanza y el final del requisito de catalán para entrar en la administración. Se eliminan unas herramientas de discriminación y una carencia de libertad, se subsana un vacío. Nada más. ¿Qué tiene eso de agresión a "la nostra llengua"? Despojar al catalán de su sambenito de peaje de acogida, de impuesto cultural para ganarse la vida en esta tierra,es todo lo contrario a un ataque, es un gran favor a su defensa y su promoción.
Recordemos que nadie pide, ni el PP intenta, privar a nuestros jóvenes de una educación suficiente en catalán, que los haga competentes en sa nostra llengua. En el estado actual que los "enllaçats" quieren preservar heroicamente, eso tampoco se acaba de conseguir. Algunos terminan su etapa escolar sin saber desenvolverse bien en catalán. ¿Qué hacemos ante este "fracaso"? a) ¿Aumentar las medidas de presión, imposición etc destinadas a eliminar las interferencias en el proceso de construcción del ciudadano balear ideal? Eso, seamos sinceros, pasaría por una política de persecución implacable del castellano, a base de prohibiciones, multas, cárcel y guetos. Nadie lo dice, pero nadie ignora que para alcanzar ese sueño del catalán preeminente en la realidad balear, no habría más remedio que asumir las armas del fascismo más puro. B) ¿Asumir que no podemos hacer cualquier cosa, gastar lo que sea, atropellar lo que haga falta para conquistar ese objetivo? Yo apuesto por esto, que no significa renunciar a usar el catalán ni a educar en catalán.
Los "enlazados por la lengua", pues, mañana creerán que se rebelan contra una injusticia inadmisible, pero se equivocan: reaccionan contra una reacción previa que ya era una denuncia a una situación anormal, injusta. La imposibilidad de que un español escogiera una educación en español en este rincón de España, era, es, un delirio, un absurdo, una anormalidad injustificable. ¿Esa posibilidad es una agresión a sa nostra llengua? Anda ya.
Y para acabar, los lazos con la cuatribarrada de los institutos y colegios.
¿Quién ha pedido a los profesores su opinión? ¿Quiénes se creen los profesores que son para utilizar un edificio público, que pagamos todos, para convertirlo en el escaparate de una reivindicación política (somos "los países catalanes y sólo queremos una lengua, el catalán), que es lo que termina expresando ese lazo? ¿Por qué se creen más autorizados o competentes los profesores que otros ciudadanos para señalar el camino que debe seguir una sociedad?
¿Es que las medidas del PP contra las que se manifiestan con su lazo presentan una injusticia ante la que es obligado rebelarse porque afecta directamente a su profesión? No, en todo caso afectan a sus intereses, a sus objetivos particulares, políticos. No educativos.
Apelan a su responsabilidad de velar por los proyectos lingüísticos de cada centro. Esos proyectos, por cierto, en general, dictan que la lengua de relación en los centros sea el catalán. Imponen el uso del catalán a castellanoparlantes. A mí, por ejemplo (¿quizá soy menos ciudadano de Baleares porque mi lengua materna es el castellano?). A muchos. Aunque en algunos centros se nos deja vivir, se nos hace la vista gorda, se nos perdona. Son tan comprensivos. Ahh, pero en otros centros...la presión es vergonzante. En todo caso, el "proyecto" está ahí, es norma, está aprobado por claustro, y si algún fanático quiere que se cumpla a sangre y fuego... ¡Que tampoco es pedir tanto!, pensarán algunos. ¿Tan difícil es hablar en catalán? Por supuesto que no y yo lo hablo encantado. Por la misma razón, ¿tan difícil es dejar en paz al que no lo habla?
Y ante este atropello que sí afecta a nuestra profesión, ¿qué profesores se han plantado, qué claustros, qué enlazados? ¿De verdad hay una Ley de Normalización que ampara decretos de mínimos que autorizan a proyectos lingüísticos de centros a obligar a docentes a usar el catalán para pedir una café en el bar? Entonces habrá que rebelarse, de verdad, ante tamaña agresión. Esto sí que es una agresión grave, no a una lengua, sino a unos principios mucho más básicos: la dignidad personal, la igualdad, la libertad.
De modo que una sociedad que aspire a ser más justa, más rica, más libre, no se querrá enfrentar a medidas que se lo posibiliten, sino a herramientas que se lo impidan. Si la ley de Normalización Lingüística nos lo impide, tirémosla a la basura.
Y si no, si vence la intolerancia, el nacionalismo, lo irracional, el ruido de una minoría, entonces que reinen los lazos, que nos invada la cuatribarrada, que se calle quien no sienta "la pàtria catalana" y que le erijan un monumento a la Ley de Normalización. Y al PP, que la promulgó.