Foto Vicent Marí/Diario de Ibiza
Incendio en Morna
El paisaje de los próximos 40 años en Ibiza
Un recorrido por la zona afectada demuestra que los parajes más pintorescos de Sant Joan se han convertido en un manto negro
SANT JOAN | J. LL. FERRER Quien desde ahora salga de Sant Joan con dirección a Sant Vicent por la carretera de sa Cala dejará de disfrutar con la contemplación de lo que hasta el pasado miércoles era uno de los tesoros paisajísticos y naturales de la isla. Lo que entonces era un reconfortante recorrido por ininterrumpidas extensiones de pinar salpicadas por casas payesas y el mar recortándose al fondo se ha convertido, en un abrir y cerrar de ojos, en una alfombra negra y gris.
La carbonización del bosque empieza a ser evidente justo al lado del cementerio del pueblo de Sant Joan, al que faltó poco para ser consumido para las llamas. Desde ahí se inicia un viaje por un bosque negro, con un fortísimo olor a quemado que lo impregna todo e incluso obliga subir la ventanilla del coche. El suelo de los montes, antes oculto bajo una espesa capa de sotobosque, es visible ahora desde la vaguada hasta la cima como una superficie gris y desnuda de la que emergen únicamente troncos oscuros y sin vida.
La destrucción acompaña al conductor tanto a derecha como a izquierda, y tanto si baja la vista como si la levanta. Es cierto que hay islotes verdes intactos, pero están situados en medio de un océano de devastación que presenta el mismo aspecto desde aquí y a lo largo de siete kilómetros más en línea recta hacia el sur.
El Port de ses Caletes, un vergel recóndito y una de las pocas calas vírgenes que quedan en la isla de Ibiza, ofrece un aspecto desolador. Los imponentes montes que caen hacia el mar muestran ahora sus lomos grises como si fueran gigantescas rocas volcánicas. No hay rastro de verdor en ses Caletes. Operarios de una empresa eléctrica se afanan al borde de un camino en sustituir los postes quemados por otros nuevos para restablecer el tendido de suministro a las dos o tres casas del lugar. No tan dramática resulta la visión de Cala d´en Serra, pero también allí predomina el negro sobre el verde.
Por fortuna, desde sa Talaia de Sant Vicent hasta sa Cala el bosque se mantiene intacto. El legendario valle de San Vicente, inmortalizado por Leif Borthen en ´El camino de San Vicente´, se ha salvado solo en parte, pues el aspecto que ofrecen sus alrededores no volverá a ser el de siempre hasta dentro de 40 años, según los cálculos de los expertos, como el biólogo del Consell Jaume Estarellas.
Estarellas expresa su temor por la suerte que hayan corrido endemismos baleares de plantas cuya implantación en Ibiza se reducía precisamente a los montes que han sido afectados por el fuego: Allium grossi, Rubia balearica, Inula coniza, Cefentera longifolia o Cyclamen balearicum. Al parecer, otros dos endemismos, como la genista de Ibiza y la silene de Ifach se han salvado por los pelos, según los datos de Estarellas, que también cita al botánico Néstor Torres.
Estarellas destaca la importancia de iniciar los trabajos para retener la tierra en las pendientes de los montes, pues ese es el medio para acelerar el crecimiento del pinar. Por el contrario, si la tierra se escurre cuesta abajo, los árboles o no crecerán o tardarán mucho en hacerlo, afirma.
En definitiva, las postales turísticas tardarán décadas en poder usar de nuevo estos paisajes como reclamo promocional.
Diario de Ibiza