sábado, 31 de julio de 2010

Lluís Companys, el golpista catalán


APUNTES BIOGRÁFICOS
1.- Luis Companys y Jover nació en el seno de una familia acomodada en Tarrós, en la comarca de Urgell, en 1883. Redactor Jefe de “La Barricada”, un semanario que dependía del Bloque autonomista catalán, en abril de 1917 se convirtió en uno de los fundadores del Partido republicano catalán, y se sumó a las conspiraciones para acabar con la legítima monarquía parlamentaria. 

2.- No mucho después, Companys decidió asumir la defensa de terroristas de signo anarquista que, desde 1919, habían precipitado a Cataluña en lo que se denominaron los “años del pistolerismo”. Companys había sido iniciado en la masonería precisamente en una época en que la presencia de ésta en los partidos anti-sistema era muy considerable, pero, sobre todo, en que la relación era muy estrecha con el sector del anarquismo que propugnaba el atentado como vía política privilegiada. De hecho, anarquistas habían sido tanto Ferrer Guardia, responsable de las atrocidades de la Semana Trágica, como Mateo Morral, que había intentado asesinar a Alfonso XIII el día de su boda. No resulta, pues, nada extraño que Companys, además de intentar derribar la monarquía parlamentaria, estuviera ayudando a compañeros de la Logia en sus labores terroristas. 

3.- En noviembre de 1920 fue detenido junto con otros anarquistas implicados en acciones violentas
y recluido en el castillo de Mahón. Fue su elección como diputado del partido republicano catalán la que le libró justo al mes siguiente de la cárcel. Regresó a prisión por actividades subversivas en 1930, pero a esas alturas la conspiración contra el sistema parlamentario estaba muy avanzada. 

4.- En abril de 1931 se proclamó la república tras unas elecciones municipales en que las candidaturas monárquicas obtuvieron casi cinco veces más concejales que las republicanas. El día 16 del citado mes, Companys proclamó la república desde el ayuntamiento de Barcelona. A partir de ese momento, su carrera –ya vinculada a la Esquerra republicana de Cataluña– resultó fulgurante. Diputado, miembro del comité ejecutivo de ERC, presidente del parlamento catalán o ministro de marina fueron algunos de los cargos que ocupó. 

5.- Al morir Maciá en 1933, Companys se vio catapultado a la presidencia de la Generalidad catalana. Desde allí impulsó una reforma agraria radical que derivó en un grave conflicto, y que tenía como sector más perjudicado al electorado de la Lliga de Cambó, el gran rival de Companys.
6.- Tras un gobierno (a nivel nacional) republicano-socialista que duró dos años y que no resolvió ninguno de los problemas que acometió, aunque sí dividió dramáticamente a los españoles, las derechas ganaron las elecciones de noviembre de 1933. La respuesta de nacionalistas e izquierdas –especialmente de PSOE y ERC– fue preparar un alzamiento armado que aniquilara al gobierno legítimo y les permitiera volver al poder mediante la violencia. La Esquerra se declaró “en pie de guerra” contra el gobierno democrático, mientras el PSOE preparaba la insurrección armada para implantar un régimen de tipo soviético.

7.- Companys se sumó con entusiasmo al plan y, de hecho, tenía el propósito de aprovechar la sublevación armada dirigida por el PSOE para proclamar la independencia de Cataluña. En octubre de 1934, el PSOE se lanzó a la calle proclamando que había llegado el momento de implantar la dictadura del proletariado. Companys no se quedó atrás, y proclamó, el 6 de octubre de 1934, el «Estado catalán de la República federal española», en un discurso en el que llegó a invitar a un Gobierno democrático “en el exilio” (sic) a establecerse en Barcelona. Companys consumaba así su particular Golpe de Estado en Cataluña contra la legalidad de la república. La intentona apenas duró 24 horas, el intento de Golpe de Estado fue abortado, provocó la suspensión del Estatuto de Autonomía y llevó a la cárcel a Companys a consecuencia de una condena impuesta por el Tribunal Supremo. Resulta muy significativo del talante de las derechas y las izquierdas de la época que a Companys no se le fusilara cuando se levantó contra la legalidad republicana en 1934 y se le condenara sólo a una pena de cárcel, mientras en 1936 se ejecutó al general Goded por idéntico delito sólo que en el bando contrario, precisamente cuando Companys presidía la Generalidad sin que hiciera nada para evitar el asesinato.

8.- Durante el juicio por su Golpe de Estado, Companys pretendió ante el sorprendido fiscal que sus arengas del verano habían sido “muy moderadas”. El fiscal comentó: “Primero, ¿qué concepto tendrá el señor Companys de la falta de moderación? Segundo, si el fascismo, según nos dijo ayer, se caracteriza por discursos heroicos, por amenazas de violencia, ¿quién no diría que el señor Companys, cuando pronunciaba este discurso, era fascista? Tercero, con razón se dice que los hombres estamos más dispuestos a matar o a hacer matar que a morir por nuestros ideales”.
9.- Pero Companys no se había limitado a las palabras. Había utilizado dolosamente los instrumentos que la legalidad ponía en sus manos (era presidente de la Generalidad) para organizar la insurrección, preparar y armar milicias, depurar las fuerzas de orden público (que por el estatuto dependían de él), infiltrar el ejército e impedir al gobierno la búsqueda de depósitos de armas socialistas en Cataluña (pues el PSOE también preparaba, activa y textualmente, la guerra civil).

10.- Azaña consideraba a Companys por esta época (1934) “un iluminado, seguro de su fuerza, del porvenir, engreído”, con la cabeza llena de tópicos insustanciales, de un “exaltado nacionalismo” de ocasión. El testimonio de Azaña sobre Companys se vuelve aún más duro al referirse a la reanudación de la guerra en 1936, y la connivencia de la Esquerra con los anarquistas en el saqueo del Estado: “Su deber (de Companys) más estricto, moral y legal, de lealtad política e incluso personal, era haber conservado para el Estado, desde julio acá, los servicios, instalaciones y bienes que le pertenecían en Cataluña. Se ha hecho lo contrario. Desde usurparme (y al Gobierno de la República, con quien lo comparto) el derecho de indulto, para abajo, no se han privado de ninguna invasión de funciones. Asaltaron la frontera, las aduanas, el Banco de España, Montjuich, los cuarteles, el parque, la telefónica, la CAMPSA, el puerto, las minas de potasa… ¡Para qué enumerar! Crearon la Consejería de Defensa, se pusieron a dirigir la guerra, que fue un modo de impedirla, quisieron conquistar Aragón, decretaron la insensata expedición a Baleares para construir la Gran Cataluña…”.

11.- Companys fue condenado a treinta años de reclusión por alzarse en armas contra el gobierno legítimo de la república. Como en ocasiones anteriores, los cambios políticos permitieron a Companys eludir la acción de la justicia. En febrero de 1936, la victoria del Frente Popular no sólo lo sacó de la cárcel, sino que le devolvió a la presidencia de la Generalidad. Cuando se produjo el alzamiento de julio de 1936, Companys supo trabar una alianza con la CNT-FAI que tuvo, entre otras consecuencias, el desencadenamiento del Terror roji-negro sobre Cataluña, lo que siempre contó con el visto bueno del propio Companys. Se trató de un Terror al que no fue ajeno –más bien entusiasta partícipe– su partido, la ERC. Companys presidió entonces la época de mayores crímenes, expolios y desorden que haya conocido Cataluña en época contemporánea, sin que hiciera nada por evitarlo.

12.- En medio del caos reinante en Cataluña en esos mometos, los numerosos grupos armados que se iban formando estrenaban sus fusiles, a falta de otro enemigo, en las personas pacíficas. Aunque el movimiento militar estaba liquidado, no paraba de oirse disparos seguidos de fuertes descargas. Las patrullas subían a las casas, detenían a los vecinos cuando no los asesinaban en su propio hogar a la vista de sus familias o los dejaban muertos a tiros en la calle. En lo tocante a circulación de coches, no rezaban los permisos más que para los milicianos, y por una vaga sospecha, por no llevar carnet sindical u otro leve motivo, los detenidos eran conducidos al “matadero” en los alrededores de la ciudad, en las cunetas de la carretera y en los descampados.
Companys no sólo no hacía nada para evitar esta situación, sino todo lo contrario. Desde el balcón de la Generalidad hacía chistes para la multitud: “¡Todavía arden las iglesias! ¡ Ya me dijo Comoreras (socialista) que tenían mucha materia combustible!”. Un dato esclarecedor: De las 58 iglesias parroquiales que había en Barcelona en julio de 1936 sólo una se libró del fuego, la de San Justo y Pastor.

El número de religiosos asesinados en este periodo es incontable, D. Fernando Molins, ecónomo de la parroquia de Sta Mónica, D. Francisco Nogueras, vicario de la misma; D. José Palau, vicario de Ntra. Sra. De Belén; D. Carlos Ballart Rosell, párroco del Buen Pastor en Santa Coloma de Gramanet; D. Federico Carlos Aliart, vicario de San Paciano; D. Miguel Piera Martí, capellán del balneario de Vallfogona de Riucorp; D. Juan Nicolau y Cortés, vicario de la parroquia del Corpus Christi; D. Quintín Mallofré Suriol ecónomo de San Andres de Palomar; D. Amadeo Pujol, adscrito a la parroquia de Ntra. Sra. De los Angeles; D. Joaquín Bellera Morera, hermano del Oratorio de San Felipe; D. Pedro Cornet, D. Francisco Raspal y D. Rafael y D. José Artigas adscritos a la parroquia de San Agustín; D. Pedro Moncunill párroco de San Justo y Pastor; D. Antonio Solanic, de la parroquia de Ntra. Sra. del Carmen; D. Juan Orriols Maltas, vicario de Hostafranchs; D. Melchor Pon Tuvany; D. José Roselló Martí capellán de las monjas carmelitas de La Caridad; D. José Colom Farrá, de San José de la Montaña; D. J. Gil Parés, de La Sagrada Familia; D. Justo Pérez Hernández, de la capilla de Las Madres Reparadoras; D. Antonio Forns párroco de San Juan de Gracia; D. N. Busquet, maestro de capilla de San José de Gracia; D. Francisco Faner, fundador de la escuela de San Pablo del Campo; D. Juan Ramón, coadjutor de la Parroquia del Carmen, etc…
Companys tampoco dudaba en justificar el asesinato: “¡Me dice José Maria España (consejero de Gobernación) que se están cometiendo algunos excesos! ¡y yo le he dicho que no podemos hacer nada, que los que caen son nuestros enemigos y no es cosa de lamentarlo demasiado! ¡El pueblo sabe muy bien lo que hace!”.

13.- Desde mayo de 1937 –cuando el PCE decidió aniquilar a sus rivales en la España del Frente Popular comenzando por el POUM– Companys se amoldó a la nueva hegemonía comunista, a la vez que estrechaba lazos con el gobierno vasco preparándose para la supuesta independencia posterior a la guerra. 

14.- En enero de 1939, mientras las tropas de Franco avanzaban por Cataluña, Companys huyó a Francia. Los vencedores lo buscaban por varios cargos entre los que se encontraban de manera fundamental los referidos a los fusilamientos, los saqueos, las torturas y las atrocidades cometidas en Cataluña mientras Companys era presidente. El dirigente de ERC pudo escapar hasta que Alemania venció a Francia en el verano de 1940. Concedida la extradición por las fuerzas alemanas, Companys fue entregado a las autoridades españolas y juzgado. Se le condenó a muerte, siendo fusilado el 15 de octubre de 1940 en el castillo de Montjuic. El lugar no fue escogido al azar. En los fosos de aquel mismo lugar, más de 1.200 personas habían sido fusiladas por el Frente Popular sin que Companys hiciera nada por impedirlo.

Fuente

Vía Artá Mallorca