El libro de Francisco Caja, que no he podido leer todavía, es un genial muestrario de los disparates del catalanismo. Aquí reproduzco este texto de un tal Cardona (lleva mi apellido, pero supongo que no somos familia) que no tiene desperdicio. Lo encuentro en el blog Heterodoxias.
De las barberías barcelonesas y otros focos de españolismo
"Nada más despertarnos y ya tenemos el enemigo ante nosotros. De él es el primer Dios os guarde. Subimos al tranvía y el cobrador castellano nos pide el importe.A nuestro lado oímos el castellano más cerrao, como si estuviésemos en el barrio madrileño de Lavapiés. Son unos caballeros castellanos los que tras empujaros un tanto violentamente os dicen: 'Tendrá usted la bondad'...."Vamos al limpiabotas, y es castellano; vamos al barbero, y nos habla castellano. Las barberías barcelonesas son un 'foco' de españolismo. Si hemos de esperar tanda tenemos que pasear nuestros ojos por unos semanarios madrileños -Mundo Gráfico, Nuevo Mundo- donde vemos a los héroes españoles liberados. Cuando os toca el turno os es necesario hablar, con una angustia insufrible, del general Navarro, del sargento Vasallo, de Gaona, de Sánchez Guerra o de la bayadera Granito de Sal...
"Uno, está claro, prosigue la conversación en lengua catalana. Pero la persistencia llama la atención del dependiente que, ya listo y sacudiendo el trapo os dice: ¿Usted no es de Barcelona, verdad? Se le conoce, porque habla un catalán muy hosco.
"Salimos, porque nos sentimos 'pagesos' en nuestra casa. Vamos al banco, y otra vez el castellano. Castellano el ordenanza, castellano el jefe de sección correspondiente. Vamos a una dirección y la portera es castellana. El noventa por ciento de las porterías de la capitalidad catalana están regidas por castellanos. [...]
"El 'music-hall' es una batería que bate continuamente a las huestes catalanas. Allí, la doble y oscura tarea de desnacionalización. El Paralelo castellano ha matado a más juventud catalana que todas las tierras rifeñas juntas. Observad al público concurrente y veréis allí al hereu que se ha alejado de la masía que lo ha visto nacer y ha dejado los aperos de la tierra abandonados. El verdor de los pinos y ofrecer el pecho a los vientos que soplan por las crestas es poca cosa para él. Allí a uno le dicen 'príncipe' y 'bien mío' y cosas dulces en castellano. Allí, el hombre se siente macho y ajustándose la faja cree ser algo extraorindario al comprobar que se hace con todas unas artistas, como la 'Palillos' o la 'Cartaganera', que de 'moreno' y de 'salado' no le dejan en huelga. [...]
"¿No nos tiene sometidos España en una guerra constante y deliberada? ¿No perdemos nosotros, los catalanes, cada día que se levanta el sol, una hueste muerta por el enemigo? ¿Cuándo acabaremos con este alud invasor de catedráticos, de maestros, de oficiales, de capellanes, de tanguistas y 'bailaoras'? [...]
"La causa de Cataluña no pide ahora políticos. La causa de Cataluña requiere ahora una brownin en cada bolsillo para hacer que se respete nuestro derecho y nuestra dignidad de catalanes ofendidos por una sumisión vergonzosa.
"Y entonces -enérgicos contundentes- ¡seremos 'nosotros' en el tranvía, en el estanco, en la barbería española, en la iglesia que desnacionaliza, en el 'cabaret' donde la raza pierde virilidad, en el aula en la que nos convertimos en esclavos!
Daniel Cardona, La ocupació castellana, en L'Estat catalá, 15 de marzo de 1923.
Citado en La raza catalana, Francisco Caja.