martes, 30 de marzo de 2010

La tradicional incompetencia de Catalonia, a pesar de su excelente propaganda

Los bienes que reciben los políticos catalanes en sus viajes terminan en saco roto, como esta lanza entregada a Carod-Rovira, que ha acabado colgada de adorno en su despacho


ÉPOCA

Competencias para incompetentes

19:38 | 29 de marzo, 2010 Xavier Grau y Julia Urgel
Temporales, incendios, consulados que no existen. Los elementos de la naturaleza y el derroche juegan en contra del Gobierno catalán, que sueña con ser nación sin haber demostrado que saben gestionarse como comunidad.



El vicepresidente de la Generalitat, Josep-Lluís Carod-Rovira, pone tanto empeño en inaugurar consulados que llegó a viajar a Senegal para anunciar, a bombo y platillo, que había acordado con el Gobierno del país la apertura de “un consulado general de Senegal” en Barcelona. Pero, sorpresa: la oficina existía y funcionaba con total normalidad desde 1973 gracias a una mujer, Marie Claude Vila de Font-Riera, que se llevó un buen susto aquella mañana. “Es algo surrealista, la oficina lleva años abierta, tengo un contacto permanente con el Gobierno de la Generalitat y, entre otras cosas, he asistido a varios actos y celebraciones presididos por el propio Carod”, explicó a ÉPOCA. El equipo del vicepresidente no tardó en reaccionar. Esa misma tarde le llegaba una carta a la cónsul pidiendo disculpas por semejante equivocación. Capítulo cerrado.
No como el de la lanza. Carod-Rovira realizó un polémico viaje a Ecuador en el que donó un millón de euros para apoyar el bilingüismo -catalán y español- en la comunidad indígena del país. La imagen más llamativa y comentada fue la lanza que Carod recibió, orgulloso, por parte de un jefe de esta comunidad. Lanza que se apropió. Lo descubrió Daniel Sirera, presidente del grupo parlamentario del PP en el Parlament, por casualidades de la vida. Sirera preparó una lista de preguntas parlamentarias con la intención de descubrir qué ocurre con los regalos y bienes que reciben los políticos catalanes en sus viajes oficiales. Resultó que la dichosa lanza presidía el despacho del vicepresidente. Al enterarse de la noticia, hace unos meses, el jefe de la tribu confeccionó otra lanza, personalmente, y la envió a través de un periodista español que le había comunicado la noticia.
El temporal ha sido el último capítulo de incompetencias del tripartito. Son los elementos de la naturaleza los que, en ocasiones, cogen de improviso al Gobierno de Montilla. El último capítulo tuvo lugar hace apenas tres semanas: la gran nevada que asoló Cataluña y que dejó sin luz, durante casi una semana, a unos 200.000 abonados de Fecsa-Endesa en Gerona.
Las previsiones habían anunciado un temporal de nieve y el consejero de Interior, Joan Saura, llegaba ese mismo día a Barcelona de un viaje a Palma de Mallorca, donde había estado debatiendo sobre el Estatut. No se vio con el presidente Montilla hasta última hora de la tarde... Para el consejero, las nevadas fueron algo “excepcional” y aseguró que ya se había avisado el fin de semana, cuando se aconsejó a la ciudadanía que se no se moviera si no era imprescindible. ¿Serán irresponsables? Que se lo digan a los miles de ciudadanos que fueron a trabajar, como un día cualquiera, y no pudieron regresar a sus casas porque las carreteras estaban cortadas.
Para Saura, su gestión fue “eficiente” y “positiva”, a pesar de que le llovieran las críticas. La presidenta del Partido Popular en Cataluña, Alicia Sánchez-Camacho, pidió su dimisión y Albert Rivera, de Ciudadans, exigió explicaciones: “Cataluña se quedó en blanco, como la gestión de Saura”, afirmó.
Y, mientras tanto, el alcalde de Barcelona ponía multas a todos los coches abandonados por los ciudadanos que, en situación desesperada, los estacionaban por doquier, ya que resultaba imposible circular por el centro de la ciudad debido a la nieve. Cercanías -competencia de la Generalitat- cerraba cinco de las siete líneas y Gerona sobrevivía con velas. La culpa fue, según Montilla, de las eléctricas, cuya gestión fue “mejorable”.
No como la labor de la Embajada catalana en Francia, con el asunto de los bomberos que fueron confundidos con etarras. El Gobierno catalán no ha tardado en sacar pecho con el asunto, diciendo que se ha arreglado porque ellos tenían un consulado en Francia.“Nos han tratado muy bien las autoridades francesas y si no fuera por el Govern de la Generalitat, no estaríamos aquí ahora”, comentó Óscar Llop, que actuó como portavoz a su llegada al aeropuerto de El Prat. Seguro que le han llovido las felicitaciones a Josep-Lluís Carod-Rovira, precursor de tanta embajada aquí y allá.
Un grave incendio forestal en un parque natural, cerca de Horta de Sant Joan (Tarragona), costó la vida a cinco bomberos de los GRAF -los grupos de élite- de Lérida el 20 de julio de 2009. La oposición saltó enseguida para pedir responsabilidades y dos miembros del Gobierno tripartito, los consejeros de Interior, Joan Saura, y Medio Ambiente, Francesc Baltasar, comparecieron en sede parlamentaria para dar explicaciones. Los dos consejeros, ambos de ICV, atribuyeron a la fatalidad tanto el inicio del fuego como la muerte de los bomberos. Frances Baltasar, basándose en unos informes de los agentes forestales, dio por sentado que el fuego lo causó un rayo, pese a que la Agencia Estatal de Meteorología ponía en duda la tesis y el propio servicio catalán indicaba que hacía más de una semana que no había caído un rayo en la zona. El consejero de Interior, Joan Saura, dijo que el operativo para la extinción fue impecable.
Mientras parecían salir impunes, una jueza recién salida de la Escuela Judicial de Barcelona tomó posesión del Juzgado de Gandesa. La magistrada no se creyó la versión oficial y encargo a los Mossos d’Esquadra -que dependen del consejero Saura- una investigación en calidad de Policía Judicial. Una investigación meticulosa y discreta que meses después llevó a la detención de dos presuntos pirómanos que fueron, al parecer, los causantes del fuego. El tripartito en pleno tuvo que comerse la teoría del rayo. La oposición provocó la creación de una comisión de investigación parlamentaria, que llevó a que el consejero Joan Saura admitiera, públicamente, que quizá el operativo de extinción no fue tan impecable.
El consejero Francesc Baltasar también tuvo su momento de gloria con la gestión de la sequía. Propuestas de todo tipo para calmar la sed de Barcelona, alguna de ellas aún algo oscura, como que se intentara crear una tubería para unir la cabecera del Segre con la del Llobregat, aunque sobre el primero de estos ríos la Generalitat no tiene competencia alguna, ya que es afluente del Ebro y por lo tanto está bajo la competencia de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE).
La sequía continuaba y la desaladora de Barcelona aún no estaba en servicio, por lo que se optó para recibir agua por barco, tal como en su día se hizo en Mallorca. Pero el consejero, ex comunista y agnóstico, se fue a Montserrat. Allí, pidió su intercesión a La Moreneta para salvar la situación. Y obtuvo los favores de la Virgen, o al menos eso parece, ya que comenzó a llover sobre Cataluña, que desde entonces ha visto crecer la reserva de sus embalses.
Propuestas ha habido de todo tipo. A veces no llegan del tripartito. Famoso es por sus ideas el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu. Su última ocurrencia fue anunciar la candidatura de Barcelona para organizar los Juegos Olímpicos de Invierno en el año 2022. La propuesta de Hereu pilló a todo el mundo por sorpresa. Tuvo que cruzar la plaza de Sant Jaume con urgencia para explicar al presidente de la Generalitat, José Montilla, sus planes. Pero el tripartito no le dio la espalda. Se optó por el compromiso de defender unánimemente la candidatura. Pero ya se sabe que los micrófonos los carga el diablo.
El consejero de Innovación, Universidades y Empresa, el republicano Josep Huguet, en su calidad de titular de Turismo, asistió horas después a la feria Fitur de Madrid. Allí defendió públicamente la candidatura de Barcelona, pero después, en privado, le hizo un duro comentario a una de sus colaboradoras sobre las “ocurrencias” del alcalde Hereu. Una conversación privada que casualmente grabó una cámara de la Agencia Catalana de Noticias (ACN), una agencia que cuenta con capital público pero que no dudó en colgar los comentarios del consejero en la parte abierta de su web. Todo un triunfo, aunque fuera por un día, en YouTube.
El caso del Palau de la Música describe cómo el tripartito está a por uvas. Todos los resortes de control fallaron y el que era presidente de esta institución, Fèlix Millet, detrajo fondos, tanto de las aportaciones públicas como privadas. Él mismo lo reconoció en una autoinculpación, aunque la investigación judicial indica que la cantidad desviada fue al menos 10 veces superior a lo reconocido. Expoliada fue la institución, las administraciones que aportaban y los patrocinadores privados que pusieron su dinero para apoyar esta iniciativa cultural. Pero los controles públicos fallaron tanto como las auditorías privadas. Tras el escándalo, no pasó ni un mes en el que tres consejerías, Economía, Cultura y Justicia, anunciaran una batería de medidas para controlar las subvenciones públicas a instituciones de todo tipo, especialmente culturales
Reportaje de LA GACETA.