martes, 17 de noviembre de 2009

El extinto Myotragus balear sigue dando sorpresas

El myotragus, la extinta cabra balear, tenía el metabolismo de un reptil

Judith Jorge - Madrid-
El myotragus, un tipo de cabra muy común en Baleares hace 5.200.000 años, tenía una fisiología semejante a la de los reptiles, lo que, como ellos, le permitía ralentizar su metabolismo en épocas de «vacas flacas», como los inviernos duros, en los que hay poca comida, y perdurar durante mucho más tiempo que sus congéneres en el continente. Sorprendentemente, el corte de sus huesos descubre unos anillos (como ocurre con los árboles) que revelan su edad hasta la madurez sexual. Es la primera vez que los científicos comprueban semejante característica en un mamífero. Nunca se había visto nada igual. «Esas cualidades sólo se conocen en animales como los cocodrilos», admite Meike Kölher, investigadora del Instituto Catalán de Paleontología y principal responsable del estudio, que se publica esta semana en la revista Proceedings of the national academy of sciences (PNAS).
Los paleontólogos iniciaron su estudio tras preguntarse cómo era posible que esta especie, parecida a la cabra y de 14 a 30 kilos de peso, cuyos restos se localizaron a principios del siglo XX, pudiera haber vivido en un área tan pequeña como una isla -lo que supone escasez de recursos- desde el Prioceno superior (hace cinco millones de años), hasta hace apenas 3.000 años, cuando se extinguió debido a la llegada del Hombre a su entorno. Entonces, simplemente, «nos los comimos», reconoce la investigadora. No les dimos tiempo a reproducirse.

Huesos con anillosLa respuesta a su larga supervivencia hasta la llegada del Hombre, según los científicos, es que la cabra, como los reptiles, podía fluctuar su temperatura corporal y ajustar su metabolismo a las características de las Baleares. «Como no había depredadores, la población de myotragus crecía y la isla se llenó de estos animales», explica la experta. Los recursos eran limitados, así que los animales reservaban energía y limitaban su crecimiento en los períodos en los que faltaba comida, como los inviernos. Por eso tenían un cerebro muy pequeño, -«la mitad de lo que le corresponde a un animal de su tamaño»-, un órgano que consume muchísimos recursos.
El myotragus, la extinta cabra balear, tenía el metabolismo de un reptil
Imagen del corte de los huesos del myotragus / PNAS
Los investigadores realizaron un análisis histiológico de los huesos del animal y comprobaron que se parecían mucho a los de un reptil. El corte del hueso muestra una serie de anillos que revela la edad y el desarrollo de la vida del animal, como ocurre con los árboles y es «típico de los reptiles», dice Kölher. Pero en este caso, los anillos dejan de formarse cuando la cabra alcanza su madurez sexual, la edad de reproducción, que era a los doce años. «Esto es muchísimo, un caso muy raro en un bicho de ese tamaño, especialmente si tenemos en cuenta que la oveja doméstica entra en su vejez sexual a los seis años», explica la investigadora a ABC.es . «Sólo los orangutanes, chimpancés o animales grandes como el elefante empiezan a reproducirse tan tarde». Aunque se desconoce la longevidad exacta del animal, «si tenemos en cuenta su edad de reproducción, podía llegar a ser muy viejo».
ABC