La juez Clara Ramírez de Arellano descartó que Bartolomé Marí Ribas, quien deberá estar un año internado en un centro psiquiátrico para tratarse de un síndrome de Diógenes que supuestamente estaba detrás de su obsesión por acumular podencos ibicencos, recibiera un asistencia ambulatoria al entender que éste pudiera «repetir conductas como las enjuiciadas». De hecho, el propio Sendic clamó en su juicio que criaría perros hasta que se muriera. (Ultima Hora Ibiza).