lunes, 8 de junio de 2009

El paraíso está cerca, Rafael Vargas


Nuestro progresista Govern ha reconocido la llave que abre la puerta del cielo, las obras de misericordia: dar de comer al hambriento, vestir al desnudo y dar posada al peregrino. Y las hace ley de obligado cumplimiento para sus súbditos. Nadie se opone a garantizar por ley a todos los ciudadanos de las islas alojamiento, comida y vestido y una asistencia que evite el riesgo de exclusión social y mejore su calidad de vida. Casi nada. Ni siquiera la oposición se opone aunque, apabullada, se abstiene.
Nadie se opone a esta inflación de expectativas políticas, salvo la realidad. Los legisladores demuestran su gran bondad a cargo de los ciudadanos que trabajan, que serán los obligados a mantener el paraíso terrenal que aquellos imaginan desde sus confortables despachos. Y de paso a mantenerlos también a ellos y a sus despachos. «Todos los agentes políticos y sociales participarán en elaborar la cartera de servicios sociales en la que se detallarán y coordinarán todos los recursos y prestaciones». Es decir, sindicatos, partidos y demás, pero entre esos agentes políticos y sociales no están incluidos quienes pagan la cartera, sencillamente porque estarán cumpliendo su horario de trabajo.
Con un bajo índice de natalidad que consigue que cada día se acorte la relación entre el número de los que cobran pensiones y el de los que las pagan, y en la cuerda floja las futuras pensiones conforme envejece la población, nuestros parlamentarios se sienten en la necesidad de justificar sus jugosas nóminas haciendo leyes del tipo ´a ver quién da más´. En Estados Unidos, donde tienen una larga tradición de parlamentos locales, los hay que tienen a orgullo reunirse muy pocos días al año. A menos leyes, menos intromisión en los asuntos privados, en la realidad de los ciudadanos que los votan y les dan el poder coercitivo para que vigilen la natural tendencia del ser humano a desviarse, no para que no paren de entrometerse en sus vidas y haciendas.
Aquí nos asegura Fina Santiago, perpetradora de esta ley, que su objetivo principal es «adaptarse a la realidad». Santiago no explica a qué realidad se adapta pero ni siquiera ha echado las cuentas cuando el único paso previo que requiere esta ley son cuentas, euros, impuestos. Santiago ha trabajado siempre en la Administración pública y la realidad la conoce desde esa ventana. Y es miembro de Esquerra Unida, lo que acaba de iluminar el asunto. Se cree pionera pero no lo es. Antecedentes de intervención política de correligionarios de Santiago para acabar con el hambre los tenemos en la hambruna que provocó Stalin en Ucrania en los años 30 y la gigantesca provocada por Mao décadas después. Mataron a más millones que las peores batallas. De hambre. Donde se comía se dejó de comer gracias a los planes quinquenales, que por supuesto denigraban la propiedad privada, los beneficios y la iniciativa individual que han logrado que sobre comida para todos. ´La economía de los pobres´, tituló Schultz su discurso de recepción del Nobel de economía: «Las intervenciones de los gobiernos son hoy la causa mayor de la falta de incentivos económicos óptimos». En Cuba se pueden apreciar el hambre, vestimenta y techos que traen los gobiernos en la onda de Santiago. La Escritura pide que las obras de misericordia las practiquen los individuos por convencimiento, Fina Santiago ignora el plano personal y voluntario y salta al general y obligatorio. Nuestros legisladores la siguen. Decretan con ella el fin de los males del mundo. Decretarán que no se caigan los aviones. Todos al paraíso por decreto.
Diario de Ibiza