Rafael Vargas
Mercadona
28.01.2013 | 05:30
Decía Hayek que el voto más elocuente en una democracia es el que los ciudadanos ejercen a diario con su dinero. Pero cuando los ibicencos deciden votar masiva y reiteradamente en un supermercado de la carretera de San José, el eximio Consell de Alcaldes decide que no han decidido bien y debe corregirles. Para ello se inventa unas arbitrarias ´zonas de mayor afluencia turística´ a fin de torpedear la libre elección de donde gastamos nuestro dinero y favorecer a un lobby de comerciantes que se consideran perjudicados porque la gente no lo gasta en tiendas de su propiedad. Victoria pírrica la de la Pimeef con este arreglo contra la libre competencia, amañado en perjuicio de sus eventuales clientes.
El afán de lucro impide a la Pimeef advertir la antipatía que tal medida genera en el consumidor al que quieren forzar contra su voluntad, mediante una intervención institucional, a comprar en sus locales. En la inflación de instituciones políticas inútiles y onerosas que sostienen los contribuyentes en Ibiza, ese incompetente (en todos los sentidos) Consell de Alcaldes clama porque se le aclare en qué zona económica se mueve: la UE en la que España se integra, cuyo origen está precisamente en el libre comercio y que ha logrado el periodo de paz y el nivel de bienestar económico sin parangón en la historia europea que disfrutamos.
Durante muchos años se estorbó en Ibiza a la competencia para proteger a establecimientos que, amparados en normas restrictivas del comercio, tuvieron secuestrado al consumidor: las normas que añora hoy la Pimeef y patrocina el obtuso Consell de Alcaldes. Las escandalosas diferencias de precios con la Península debían mucho a esas normas. Al comenzar una cierta competencia y bajar los precios de inmediato, la Pimeef ve disminuir las ganancias artificiales y acude a presiones políticas para provocar que se vuelva al proteccionismo que les benefició económicamente tanto como perjudicó al consumidor. Y el Consell de Alcaldes se deja presionar en contra de los intereses de la gente que se supone debería defender.
Los alcaldes parecen tan ocupados en labores de altura que no se enteran de por qué cada día afluyen al súper los vecinos a los que bajan el sueldo y quitan la extraordinaria para que los diputados autonómicos se lo puedan subir nada más comenzar el año. Se han podido leer en las páginas de Diario de Ibiza las tesis económicas más peregrinas de tenderos que excusan privilegiar sus negocios a costa del bolsillo y la libre elección del contribuyente: una verdadera antología del disparate con la singular ausencia de la teoría del coste del transporte a la que recurrían antes para justificar los precios desmesurados. Y que se les cayó encima cuando el pescado traído de Namibia se compra más fresco y barato y provoca colas kilométricas en la pescadería del Mercadona. Es la competencia. Lo del Consell de Alcaldes, lo otro: la incompetencia.
Diario de Ibiza
Diario de Ibiza