A la caza de los gatos silvestres
Chema L. Espejo, El Mundo, Baleares
No es raro ver a una manada de gatos tras los pasos de una vecina que se afana por darles de comer. Esta estampa tan repetida en la ciudad puede suponer un problema serio en el ecosistema. Como siempre la mano del hombre está detrás: adoptan animales que luego sin ningún tipo de conciencia abandonan a su suerte. Muchos de ellos intentan sobrevivir lo mejor que pueden en el núcleo urbano pero otros se desplazan a zonas de interior o a la Serra. A partir de este momento el ecosistema ya se ve trastocado por completo. Cada ejemplar de estos felinos puede acabar con 200 vertebrados –especialmente aves–. «Muchas veces están alimentados por el propio ser humano y su capacidad de reproducción es muy alta, con varias camadas al año», explican desde la Conselleria de Medio Ambiente, Agricultura y Territorio.
Esta situación en otras partes de España suele contenerse con los propios enemigos de los gatos. Por ejemplo, el zorro en la meseta puede detenerle los pies a la abundancia de felinos que son
abandonados en las ciudades y que llegan hasta los bosques. En cualquiera de las Islas los gatos no tienen ningún depredador, por lo que se sitúan en la parte más alta de la cadena trófica –proceso en el que cada animal se alimenta del otro–. «Tienen un fuerte impacto en la naturaleza y muchas veces los responsables de ello somos los propios seres humanos», insisten fuentes del Govern.
La voracidad de esta especie en Cabrera o en Formentera está provocando un problema ecológico importante. «Son una amenaza para la Pardela balear». Por ello el Govern ha preparado numerosos planes para intentar detenerles los pies en zonas donde crían especies protegidas de aves. «Los propietarios deben tener más conciencia y una mayor prevención de lo que hacen con los animales que adoptan», insisten desde el departamento de Medio Ambiente.
Dentro de la lista de los más buscados el coatí es otro de los señalados. Este animal originario de América se ha convertido en una de las mascotas preferidas. El problema surge cuando se dan cuenta de que no puede estar en casa y deciden dejarlo libre. «Suele ser un animal muy dulce y tierno de pequeño pero si no se educa llega a ser agresivo». Con su entrada en el ecosistema de la Isla vuelve a ocurir algo parecido a los gatos silvestres que no tienen a un depredador que los persiga. Poco a poco el Govern ha podido regular el número de ejemplares de esta especie que andan sueltos por las Islas. Los años 2008 y 2009 fueron de los peores cuando se encontraron unos 12 coatíes silvestres. El control de entrada de esta especie se ha fortalecido aunque los proteccionistas reclaman que se impida su venta.
Hay especies invasoras que están afectando con mucha fuerza en algunas Islas. En Ibiza y Formentera el Govern ha encendido la señal de alarma ante la proliferación de serpientes que ponen en peligro a la lagartija de las Pitiüses que se encuentra dentro de la lista de las especies protegidas. «En Mallorca los romanos introdujeron las serpientes por lo que, salvo en los islotes, no hay lagartijas propias», matizan desde el Govern.
El principal medio por el que entran las serpientes en las Islas es a través de los olivos, concretamente los que van a ser utilizados de ornamentación. «Vienen repletos y en muchas ocasiones no se hace un seguimiento exhaustivo de las condiciones en las que se encuentran». Por ello, la Conselleria de Medio Ambiente, Agricultura y Territorio ha contratado a diversos científicos especializados en estos problemas para que estudien cuál puede ser la salida a la proliferación de serpientes en un territorio donde encuentra bocados tan apetecibles como la lagartija de las Pitiüses.