LOS CATALANISTAS marchan contra Bauzá por haberse atrevido a prometer
no ya libertad absoluta en la elección de lengua educativa (un derecho
amparado en la Constitución violado cada día escolar) sino por
pretender una paridad entre catalán y español. Los catalanistas y
caciques regionalistas se pasan los derechos fundamentales por el
forro de la entrepierna, eso ya lo sabemos, y por eso mismo esperamos
que Bauzá sepa resistir en nombre de la libertad, del mallorquín, del
ibicenco y el español, que es la lengua de todos (el castellano, como
decía Cela, es solo el español que se habla en Castilla).
Si Bauzá se mantiene firme ganará con mayoría absoluta. Pero debe
tener muy claro que el electorado -desengañado y hastiado a estas
alturas de pseudodemocracia, tras tantas estúpidas traiciones- no
perdonará a otro dirigente popular que se hinque de rodillas ante el
rodillo nacionalista.
Afortunadamente en Baleares todavía se piensa y se tiene una idea de
estado. Pese a las ayudas oficiales a la quinta columna catalanista,
los nacionalistas-socialistas, el pesebre de balido sectario, las
esquerras cainitas…, Baleares, en su cosmopolitismo insular, ama y se
siente España. Los predecesores de Bauzá hicieron gala de una cobarde
ambigüedad que les costó muy cara. El coqueteo de Matas con la Janer,
quien poco antes había ridiculizado a los votantes populares, fue para
un estadista algo mucho peor que un crimen, fue una estupidez.
Si algo bueno se ha sacado de ese catártico flirt es que ha habido una
sucesión en el poder (lástima que el PSOE se haya vendido a los
extremistas) y un aireo de la corrupción asquerosa que enloda todo el
archipiélago. Cuando un partido cae, es cuando se le investiga. Y
desgraciadamente el PP se lo merecía.
¿Habrán aprendido de sus errores durante la travesía en el desierto?
Las medidas que dejan fuera de las listas a los imputados pueden
parecer demasiado rigurosas, pero el desolador panorama lo exige para
que el PP resurja de sus cenizas.
La situación económica es crítica, pero todavía peor es el fracaso
escolar que castra las posibilidades de la juventud. Son demasiados
años sin encarar los problemas, pensando a corto plazo, robando a
mansalva y disparando con pólvora del rey («El dinero público no es de
nadie», presumía una cínica ministra socialista, que lo mismo debe
pensar de las pensiones)
Bauzá debe luchar por la libertad y combatir la corrupción. Ya es hora
que alguien se atreva a gobernar con sentido común.