Grupo Mariano Digital
lunes, 21 de septiembre de 2009
Barry Flanagan quiso hacer una fundación en Ibiza, pero tampoco funcionó
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-¿Significó mucho Eivissa en su biografía?
-Barry llegó a Eivissa en 1987, si no recuerdo mal, después de conocer a Renata Widmann, con la que tuvo dos hijos. Vivía en las afueras de Santa Eulària. Su última compañera, Jessica Sturges, con la que vivió seis años, es también ibicenca de adopción. Creo que Barry estaba muy cómodo en la isla disfrutando de su tradición inconformista y abierta. En 2008 consideró la idea de construir una fundación en la isla, pero creo que le abrumaron las posibles complicaciones burocráticas.
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-¿Cuál es su valoración crítica de la obra de Flanagan?
-Es uno de los escultores británicos más importantes de la segunda mitad del siglo XX; y precisamente, la escultura es el terreno en el que los británicos más se han destacado, conformando la extraordinaria tradición que representan Gaudier Bredszka, Henry Moore, Anthony Caro, Barry Flanagan, Richard Long, Tony Cragg, Richard Deacon, Anish Kapoor y Rachael Whiteread, entre otros. Su obra es muy difícil de clasificar y no pertenece a ningún grupo o movimiento. Flanagan era decididamente independiente.
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«La primera exposición de Barry Flanagan -recuerda Enrique Juncosa- tuvo lugar el mismo año en el que se graduó, creo que en 1965 o 1966, en la galería Mayor Rowan de Londres, que era una galería importantísima entonces. Sus primeras obras estaban realizadas con materiales que resultaban en aquellos años muy inusuales: arena, tela de saco, troncos, luz proyectada... Y se vio en relación con las estéticas más avanzadas del momento, como el arte povera, el arte conceptual o el land-art. Muy pronto su obra se vio en colectivas en las grandes instituciones internacionales de Nueva York, Tokio, Londres y París. A Finales de los sesenta formó parte de la que fue la más importante exposición de ese periodo, When attitude becomes form, comisariada por Harald Szeeman, para museos de Amsterdam y Berna. En 1972, también participó en The New Art, en la Hayward Gallery de Londres, exposición definitiva que mostraba la nueva generación de artistas británicos. En esos años conoció a otros artistas de la época, como Michael Craig-Martin, John Latham, Yoko Ono, Eva Hesse o Mario Merz.
En los 70 produjo otra serie de obras con distintos tipos de piedra, sobre las que apenas intervenía. En 1979 produjo su primer bronce y poco después, ese mismo año, su primera liebre».
Material predilecto
«A partir de los años ochenta el bronce se convirtió casi exclusivamente en su material predilecto, aunque también trabajó con mármol y cerámica. En esa década -continúa-le llegó a Flanagan su mayor reconocimiento, representando al Reino Unido en la Bienal de Venecia de 1982, una exposición que viajó después a Alemania e Inglaterra. En 1983 se le dedicó también una gran retrospectiva en el Centre Georges Pompidou de París; y en 1985, la Tate de Londres organizó una retrospectiva de su obra gráfica. A partir de entonces trabajó, en grandes formatos, con Waddington Galleries en Londres, una galería muy influyente; y tuvo importantes exposiciones en la calle en Nueva York y Chicago en los años 1995 y 1996. Le encargaron también esculturas públicas en Japón, Francia, Estados Unidos, Bélgica y el Reino Unido, entre otros países».
Entrevista de Julio Herranz con Enrique Juncosa, Ultima Hora Ibiza
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