Ahora, el fervor imperialista del nacionalismo catalán ha creado la Cataluña del Norte y la Cataluña del Sur. La Cataluña del Norte, según informa “El Confidencial”, se expande por una provincia francesa. La Cataluña del Sur se abre hacia Valencia y las Baleares.
Y viene el dinero, claro. Igual que las docenas de agrupaciones por la memoria histórica, de lo que se trata es de sacarle a la Administración subvenciones pingües para justificar una actividad casi inexistente. Ómnium Cultural es la asociación que se ocupa de anexionar a Cataluña el norte francés. En el año 2007 recibió una subvención de 2.700.000 euros, de frágil justificación. Pero ahí están los Porta y los López Tena peleando como fieras para que Francia reconozca la razón histórica de la catalanidad y ceda una provincia a la voracidad nacionalistas. Seguro que Sarkozy no duerme preocupado por los manifiestos y la actividad de Ómnium Cultural. A las generosas tetas del Estado, en fin, se agarra todo el que puede. Cuando se creó el partido demócrata cristiano en España la sabiduría popular improvisó un estribillo cachondo y certero: Democracia cristiana, bonito mote, nuevo grupo que intenta chupar del bote.