· Hay toda una infraestructura muy pensada tras las técnicas terroristas de disuasión o incitación de la que han sido maestros los dos únicos abertzalismos que hemos padecido en la democracia: el terrorismo vasco y el fascismo catalanista, cuyas puntas de lanza han sido ETA y Terra Lliure. El proceso es sabido: un o unos medios de comunicación que denuncian y señalan los objetivos, una primera acción directa que individualiza y concreta el “objetivo” mediante pintadas en domicilios con iconos o leyendas expresivas sobre las futuras víctimas para, finalmente, la acción física en forma de agresiones, bombas-lapa o tiros en la nuca. Como trasfondo ambiguo y vergonzante- y, por ello mismo, repugnante- toda la teoría del árbol sacudido y las nueces recogidas.
· No es difícil detectar, aquí y ahora, la versión importada de estas técnicas: el lector puede hacerse una fácil composición del lugar, de los protagonistas y extraer las consecuencias que haríamos mal en banalizar. A los del Círculo Balear les pintaron unas “dianas”, tras una intensa campaña de prensa, por el nefando pecado de haber organizado una manifestación a favor del bilingüismo y la pacífica convivencia entre el catalán y el castellano. No han sido los únicos en ser “señalados” por los bárbaros. Ha habido más- campañas previas de prensa seguidas de pintadas- sujetos pasivos de estas acciones. Y basta leer algunas intervenciones en los “post” de algunos medios digitales en las que se ha postulado la eliminación física de los que no comulgan con el abertzalismo radical, sin que los responsables de estos medios- que son los mismos que han preparado el terreno- hayan censurado o filtrado la, de momento, inusitada violencia dialéctica.
· De momento, aquí, no se ha pasado a la acción directa criminal de ETA o Terra Lliure, pero sí a acciones disuasorias que, por lo menos, resultan inquietantes y que van desde las agresiones que impiden o boicotean- en la Universidad, por ejemplo- a conferenciantes que disgustan a estos neofascistas hasta las acciones directas y reiteradas en contra de una piscina por el simple hecho de que su concesionario dirige un periódico que disgusta a estos sujetos.
· En el fondo, nada nuevo. En las postrimerías del franquismo, por la noche, lanzaron un coctel molotov bajo mi coche aparcado frente a mi domicilio y el Tribunal de Orden Público- que no era ninguna broma- me procesó en tres ocasiones, amén de lanzar, en dos actuaciones, unos petardos contra el Diario de Mallorca que yo dirigía en aquellos tiempos. Las razones estaban, entonces, claras: el periódico defendía el advenimiento de la democracia y un régimen de libertades a través de un proceso consensuado - que es lo que fue la Transición- cuando muriera Franco. Lo que, desde luego, no me podía imaginar entonces es que las libertades que defendía iban a servir para que estos sujetos, a las primeras de cambio, atentaran contra dichas libertades, colocaran “dianas” en la sede del Circulo Balear, agredieran a todo cuanto no coincidiera con su discurso político, incorporaran las “técnicas abertzales” de la disuasión, contaran con un medio de expresión que cohesionara ideológica y políticamente a la tribu, pintaran de forma insultante la fachada de mi casa y se constituyeran en protagonistas de un fascismo redivivo de la peor especie.
Desde luego, quién me lo iba a decir.
Libertad Balear