lunes, 6 de abril de 2009

Contra la imposición lingüística, Toni Bonet


Finalmente el Consell de Govern aprobó el decreto por el que se exigirá un título de catalán barcelonés a todos los trabajadores de la sanidad pública balear. Lejos de tomar nota de la reacción popular de los hermanos vascongados y gallegos en favor la libertad y en contra de la subsidiación de los negocios lingüísticos de unos pocos por parte de la mayoría, en las islas, nuestros políticos siguen rascando la faltriquera al mermado contribuyente. Todos o la mayoría de los sindicatos sanitarios se han opuesto, convocando movilizaciones. Soy de la opinión de que deberían sumarse a las protestas los sindicatos de Justicia, en especial el CSIF, con las barbas convenientemente remojadas, porque sin duda serán los siguientes en sufrir las iras del imperio de la mandilandinga. Reclamar la presencia de los sindicatos de Educación sería ladrar a la luna. La solidaridad, como la libertad, no debería entender de compartimentos estancos, señores sindicalistas, y algunos ya empezamos a tener el pellejo nalgar curtido.
No puede dejarse llevar el pueblo por la simple fotografía de hechos concretos como este, pues únicamente es el primer peldaño de la larguísima escalera que tocará subir. Es necesario observar la tendencia, la dinámica de las acciones. Nadie se hubiese imaginado hace diez años que en Ibiza no se pudiera estudiar en castellano y que la eñe dejara de existir en los teclados de la Administración. La intención es clara: erradicar el español de la vida pública. Ibiza ha pasado a ser un suburbio cultural barcelonés sin personalidad propia y hace tiempo que en la isla la lengua dejó de ser un vehículo integrador y de comunicación para pasar a ser el instrumento extorsionador del ´sindicato de la porra´.
Los señores del PP a lo suyo, con esa sorprendente ventriloquía, diciendo unas cosas aquí, otras allá y otras acullá, virando a babor rumbo a ninguna parte, aspirando a ese centro, que es la mejor manera de no ser nada. Estoy convencido de que nada puede contribuir tanto a la tranquilidad de un partido como el hecho de no tener opinión. El mismo partido que guarda prudente silencio ante la posibilidad de que las púberes puedan abortar sin consentimiento paterno, relegando la figura de los padres a meros espectadores. Curioso país este, en el que darle un cachete a un crío es delito y pasarle una batidora por encima es legal. Toca ahora abortar, y en catalán si es posible. No hay que ser un lince para darse cuenta de que robarle una persona al mundo no es política, es otra cosa, y la explicación parece clara: el nonato ni llora ni vota.
Podemos, pues, considerarnos políticamente mancos, huérfanos de nuestra diestra. Como la brevedad es lisonjera y lo bien dicho se dice presto -que diría el belmontino- acabaré por compartir mi gozo con todos los lectores por poder contribuir al viaje con todos los gastos pagados de doña Fanny Tur y de su numeroso séquito del Institut Ramon Llull al otro lado del Atlante, concretamente a Nueva York, para la presentación del festival ´Catalan Days´. Imagino que junto con el ahorro de folios y el fomento del correo electrónico en detrimento de las palomas mensajeras, los teletipos o los telegramas, son las medidas estrella socialistas de la política de austeridad que reclama la ciudadanía. Coincide la noticia con el titular de este diario del día 30, que reza «El comedor social deja fuera a más de la mitad de los usuarios por falta de espacio». Vaya con Dios y disfrute, señora Tur, que nosotros quedamos en tierra de buen grado capeando el temporal e intentando burlar la crisis. Sinceramente, ya que no puedo impugnar esta sociedad, ¿no hay manera de que me pueda desgravar la parte alícuota de los gastos del viaje en la próxima declaración de renta?